Cuando los finales comienzan

Caminó hacia la puerta, observó algunas fotografías y descubrió que aún no la olvida.
Quizá este era el peor error de su vida, pero siempre ha sentido esa extraña adicción al disgusto, a las peleas, adicción a los corazones rotos y esas mil y un emociones que la gente catalogada como normal no suele gustarle.
El punto es que lo hizo.
Salió, camino lenta e inocentemente, respiró como nunca antes, aguantó el llanto y se juro a si mismo que trataría de no enamorarse nunca más.
Al basurero más próximo que encontró botó la carta más linda que había recibido.
Y éste era el típico "comienzo de un final".
Gritó hacia adentro, divizó una parada de buses y esperó; fue la espera más larga que ha vivido.
Quería blanquear su mente y empezar de nuevo, como por décima vez.

jirou

Se siente como estar bajo el agua respirando, omnipotencia.
Me veo reflejado en los ojos de un millón de personas, esperando a que de mi boca salgan esas palabras que ellos están acostumbrados a escuchar, mentiras sobre el pedazo de tierra en el que vivimos.
Ellos no saben lo que es la miseria, me halagan, me hacen sentir especial.
Me recordarán; no por lo que fuí ni lo que soy, menos por lo que seré. Me recordarán porque los hago sentir acogidos, les doy su minuto de felicidad diaria.
Ahora me retiro con lo de siempre. Mi vaso de ron, mi cigarrillo medio muerto y una prosa alegre que oculta las revoluciones más increíbles de mi corazón.