Friday, December 10, 2010

La ésta

A la ésta que se le olvidaban las frasesitas más bonitas. La ésta. Que hacía acrobacias aéreas y se quedaba allá arriba por tanto, tanto, que a uno le llegaba a dar pena decirle oye bájate po. Porque a veces la ésta se desconcentraba y se caía. La muy pobrecita, si supiera. Si supiera que en su mundo nadie cabía ni nadie encajaba, porque estaba tan lleno de telas de arañitas, lleno de muñecas de esas que siempre te guiñan el ojo y uno siempre pensando que te quieren matar. La ésta y el aire no se armonizaban, la ésta y el mundo no se armonizaban porque la ésta tiene ese no-sé-qué que la mirabai y tu alma se arrepentía de vivir, se quería puro matar. Porque tú sabí que en verdad estabai haciendo todo mal pero como que la ésta te lo decía con los ojos, algo así. La ésta que no se merecía un nombre porque no lo quería, ella sabía que no lo iba a usar, y así, nunca usó uno. Decían que estaba loca, yo decía que no, que na' que ver. Pero siempre quise que en verdad fuera así, para que la encerraran en una caja de cartón, sin hoyos, para que se asfixiara, para que dejara de maravillar con su maldad. O en una caja de cemento para que se sintiera más aprisionada, la ésta. La odié siempre.

1 comment:

Jo said...

dile a La Esta que nunca se sienta sola, aunque lo esté.