Saturday, July 30, 2011

Una vez tocó la tierra con la punta de sus dedos
Conoció la sangre en el olvido y los pétalos deshechos
Caminó descalzo sin propósitos y sin ropa
Sus ojos tan abiertos bajo el alba de sus sueños
Golondrinas sin lamento que en su interior vuelan sin viento
Saboreando primaveras nuevas con anémonas despiertas
Girando la vida cada noche cambiando el color de sus reproches
Y las puertas del cielo en sus pies siempre tan negros de caminar y sudar
Su piel de tierra que se fortalece con cada llovizna mañanera
Tranquilo respira la brisa y no esperes una vida
Que la vida eres tú hombre
Sin pieles y con frío

1 comment:

Anonymous said...

Por diversión, a veces, los marineros cazan
algún albatros, grandes pájaros de los mares,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al barco que navega sobre abismos amargos.

Ni bien los dejan sobre las planchas de cubierta,
esos reyes del cielo, torpes y avergonzados,
arrastran, lastimosos, sus grandes alas blancas
al costado del cuerpo, como si fueran remos.

¡Ese viajero alado, qué tosco ahora, y qué enclenque!
¡Tan bello hace un instante, qué feo y qué ridículo!
Para burlarse, uno le da a fumar en pipa;
otro, haciéndose el rengo, imita al que volaba.

El poeta es semejante al señor de las nubes,
que vive en la tormenta y se ríe del arquero;
exiliado en el suelo, abucheado por todos,
sus alas de gigante le impiden caminar.